Gobiernos de España y Euskadi y víctimas denuncian juntos la exaltación épica de quienes ejercieron la violencia y piden “la deslegitimación ética, social y política del terrorismo”

Gobiernos de España y Euskadi y víctimas denuncian juntos la exaltación épica de quienes ejercieron la violencia y piden “la deslegitimación ética, social y política del terrorismo”

17/09/2021

  • El delegado del Gobierno, Denis Itxaso, y la consejera de Justicia, Beatriz Artolazabal,  reivindican junto a las víctimas del terrorismo en el Memorial que “es profundamente humillante para sus víctimas elevar a la condición de mártir a quien suma en su haber 39 asesinatos y 240 personas heridas”

 

  • El Gobierno navarro, el delegado del Gobierno en la Comunidad Foral, la Fundación de Víctimas del Terrorismo y entidades y víctimas a título particular se suman a la iniciativa memorialista

 

Los gobiernos español, vasco y el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo han tributado hoy un sentido homenaje a todas las víctimas del terrorismo y, en especial, a las 39 personas asesinadas por Henri Parot. El acto se ha desarrollado un día antes del homenaje que la organización Sare había promovido a Henri Parot en Mondragón y que en el último instante modificó el formato del acto con el que quiere denunciar su situación carcelaria. El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso; el director del Memorial, Florencio Domínguez; y la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco, Beatriz Artolazabal, han conducido el acto en el que han reprochado “la exaltación épica en el espacio público de quienes ejercieron la violencia terrorista”.

El homenaje institucional ha sido organizado conjuntamente por la Delegación del Gobierno en el País Vasco y el Memorial de Víctimas del Terrorismo y ha tomado parte el Gobierno vasco en su condición de miembro del Patronato que dirige el Centro Memorial. El director de Derechos Humanos del Gobierno de Navarra, Martín Zabalza, y el delegado del Gobierno en Navarra, José Luis Arasti, también han estado presentes. Al igual que la directora general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo del Ministerio de Interior, Monserrat Torija; el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, y el viceconsejero de Derehos Humanos, Memoria y Cooperación del Gobierno vasco, José Antonio Rodríguez Ranz.

El acto ha contado con representantes de las asociaciones de víctimas del terrorismo Zaitu (ha acudido su presidenta Asunta Olaeta), ACFSEVT (el presidente Francisco Zaragoza), Fundación Víctimas del Terrorismo (Tomás Caballero), Fundación Fernando Buesa (Marta Buesa y Eduardo Mateo) y la Asociación de Ertzainas-ASERFAVITE  (Agustín Larrinaga). También han acudido víctimas como Maribel Franco (víctima directa de Henri Parot), Marian Romero y Sandra Carrasco. Además, miembros de Gogoan-por una memoria digna estuvieron presentes en el acto.

El homenaje ha consistido en un discurso institucional y una ofrenda floral a las 39 víctimas mortales de Parot. Éstas estaban representadas en un mosaico instalado en la Plaza de la Memoria, en las inmediaciones del Centro Memorial, en Vitoria-Gasteiz. Las rosas se fueron depositando a medida que Maribel Franco, Sandra Carrasco (hija de Isaias Carrasco, concejal del PSE de Mondragon asesinado por ETA en 1998) y Tomás Caballero iban leyendo el listado con los nombres de las personas asesinadas por Henri Parot.

 

Memoria, justicia y reparación

Con este homenaje, las instituciones han puesto el foco de manera explícita en la memoria, la justicia y la reparación de todas las víctimas del terrorismo, en especial de las 39 personas asesinadas por Henri Parot, en contraposición con los homenajes y las idealizaciones de la trayectoria de personas que han estado en la cárcel por cometer o ayudar a cometer crímenes horribles. “Lo cierto es que estos actos no sólo infligen un doloroso daño ético y moral a las víctimas, sino que son, en definitiva, un insulto y una afrenta al conjunto de la sociedad en su afán por sanar las profundas heridas ocasionadas por el fanatismo”, han señalado Itxaso, Domínguez y Artolazabal durante el discurso que han leído a tres voces.

 

Por eso, recalcaron que “esta exaltación épica en el espacio público de quienes ejercieron la violencia terrorista evidencia que una parte relevante de nuestra sociedad aún no ha asumido la necesaria deslegitimación ética, social y política del terrorismo. Un hecho nocivo a todas luces para la formación en valores de las generaciones futuras”.

 

Elevar a la condición de mártir

Con relación a la marcha inicialmente convocada por Sare a favor de Henri Parot -“uno de los miembros de ETA que más asesinatos ha perpetrado a lo largo de su dilatada carrera criminal”-, los representantes institucionales incidieron en que “el derecho a la libertad de expresión ampara la posibilidad de reclamar su excarcelación, pero no deja de ser profundamente humillante para sus víctimas elevar a la condición de mártir a quien suma en su haber 39 asesinatos y 240 personas heridas”.

“Lo que una sociedad madura y éticamente sana debe poner en valor ante circunstancias como esta (en referencia al homenaje a Parot) es la memoria, la justicia y la reparación para con todas las víctimas de la violencia, y en especial el recuerdo, el cariño y la empatía con todas y cada una de esas 39 víctimas mortales. Es sobre ellas sobre quienes debe ponerse el foco y la atención y en ningún caso sobre su victimario”, señalaron.

En estas circunstancias, recordaron la legislación penitenciaria ya prevé diferentes mecanismos para lograr la reinserción de los presos, pero “es una responsabilidad individual la de dar los pasos para lograrla. Y hay una serie de condiciones cuyo cumplimiento resulta ineludible: la autocrítica por el daño causado, el reconocimiento de la injusticia perpetrada y la asunción de la ilegitimidad de la violencia para conseguir objetivos políticos”.

Para Itxaso, Domínguez y Artolazabal,  “conseguir una verdadera convivencia en una sociedad tan profundamente marcada por el terrorismo como la nuestra llevará mucho tiempo”. Por eso, “harán falta voluntad y un enorme compromiso ético y pedagógico” porque “una sociedad sana tiene el deber de mantener siempre presentes en su memoria los asesinatos, los secuestros, las amenazas, las extorsiones y las heridas producidas por el odio y el fanatismo a tantas y tantas personas inocentes”.