DISCURSO DEL DELEGADO DEL GOBIERNO EN GALICIA, ANTÓN LOURO, EN LA INAUGURACIÓN DE LA JORNADA DE PRESENTACIÓN DEL DOCUMENTO MARCO SOBRE SINIESTRALIDAD EN LA RED VIARIA DE GALICIA

05/11/2009

Resulta gratificante abrir con mis palabras esta jornada informativa y formativa, donde nos unimos poder ejecutivo y judicial en la carrera hacia la supresión de ese estigma social que son los accidentes de tráfico.

Esta jornada nació de la base de presentar al público el Documento Marco sobre Siniestralidad en la Red Viaria de Galicia. Un trabajo extenso y meticuloso que podrán conocer en la primera ponencia de la jornada. Quisiera en este punto agradecer el esfuerzo de todos los integrantes del equipo de investigación y redacción, pertenecientes a la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia, y a la Fiscalía Superior de Galicia, origen de la investigación, a la que felicito en la persona del fiscal superior, que hoy nos acompaña.

Este documento marco supone una muestra más de la sensibilidad que los responsables judiciales, políticos y sociales tienen hacia la siniestralidad en el tráfico. Una sensibilidad que, como saben, conforma actualmente una de las políticas más activas del gobierno al que represento.

Porque cada vida, cada herido en la carretera es una pérdida social de incalculable valor, irreparable en el caso de los fallecidos, y es también una muestra de que algo se está haciendo mal en el campo de la prevención de los accidentes de tráfico.

Este documento nos da información clara sobre la accidentalidad en la carretera, sobre sus causas y sobre sus consecuencias. Y todos esos datos son pistas valiosísimas para nuestro trabajo, para vuestro trabajo como gestores de la circulación.

Para los que habitualmente manejamos este tipo de información, nos sigue resultando muy doloroso reducir a estadísticas los accidentes, las personas heridas o los fallecidos. Pero lo hacemos por un objetivo más elevado. Son herramientas para tomar decisiones, para determinar nuevas maneras de gestionar el tráfico y el parque móvil, para identificar las aptitudes mínimas de un conductor y para concretar las características técnicas de las vías que hemos de construir o reparar. Son, en definitiva, el camino hacia una circulación sin riesgos evitables.

Este año hemos conmemorado el 50 Aniversario de la Dirección General de Tráfico y nos ha servido para reflexionar sobre el pasado y sobre lo que esperamos de nuestro futuro.

Sólo en la Administración del Estado, los avances han sido muchos y fácilmente cuantificables. Así, en estas cinco décadas hemos pasado de unas pocas decenas de personas a una plantilla de 1.300 funcionarios y guardias civiles dedicados a vigilar el tráfico en la comunidad gallega. A ellos se unen las innovaciones técnicas como es el Centro de Gestión de Tráfico de Noroeste, situado en A Coruña; el helicóptero de vigilancia y los elementos de control de velocidad y de seguimiento meteorológico así como las pantallas variables que facilitan una comunicación en tiempo real entre el centro de gestión y los conductores.

Estos avances fueron elementos que ayudaron, junto a otros ya conocidos, a disminuir el número de víctimas de accidentes de tráfico. El año pasado bajamos de la cifra clave de 200 fallecidos y garantizar esa disminución es el objetivo para este año. Algo que sólo podremos lograr con la colaboración de todos los ciudadanos.

Esta extensión de responsabilidades es la clave que explica el momento actual de este ámbito; cuando la seguridad vial traspasa la frontera de la puerta del coche para implicarnos a todos, sea cual sea nuestra relación con el tráfico.

Por ello, en este punto, debo hacer una mención expresa a la última y esperada reforma de la Ley de Tráfico que, como ustedes saben, fue aprobada hace hoy una semana en el Congreso de los Diputados. Una reforma que nace de la firme convicción de que todavía se puede mejorar más la seguridad vial, la prevención y los métodos de control y sanción de infractores.

Esta reforma es, sin duda, un avance en la lucha diaria que todos mantenemos para conseguir unas carreteras más seguras, tanto para los que circulan como conductores como los peatones que muchas veces se juegan la vida para llegar a sus casas o trabajos.

Es una batalla dura, con muchos contratiempos pero con algunas notas de esperanza. La que nos dan las cifras de siniestralidad vial que, entre todos, hemos conseguido reducir año a año. Y junto a ellas, las de heridos graves, muchas veces olvidados pero que conllevan tragedias personales y familiares de gran magnitud.

Desde aquí os invito a participar activamente en esta primera jornada de seguridad vial en Galicia, a que aportéis vuestras inquietudes, experiencias y logros para que la circulación viaria sea, hoy, más que nunca, un derecho público que se pueda ejercer con garantías y con seguridad, tal y como se refleja en nuestra Constitución.